Tenemos que cuidarnos a nosotros mismos cuando trabajamos con personas que han experimentado traumas. Los efectos de esas experiencias en ellas también pueden afectarnos a nosotros. Pueden hacer que experimentemos un trauma vicario. También pueden recordarnos o desencadenar, los efectos del trauma que pudimos haber experimentado en nuestra propia vida.
Los directores y el personal de Head Start pueden explorar este resumen para mejorar sus conocimientos sobre la importancia de cuidarse a sí mismos mientras cuidan a los demás. Aprenda cómo reaccionar y responder a los traumas de otros.
Tenemos que cuidarnos a nosotros mismos cuando trabajamos con personas que han experimentado traumas. Los efectos de esas experiencias en ellas también pueden afectarnos a nosotros. Pueden hacer que experimentemos un trauma vicario. También pueden recordarnos o desencadenar, los efectos del trauma que pudimos haber experimentado en nuestra propia vida.
Comprensión del trauma vicario
Cuando trabajamos con familias que han experimentado traumas, podríamos estar profundamente afectados por su dolor, ansiedad y otros sentimientos fuertes. El resultado puede ser un trauma vicario.
El trauma vicario es una reacción natural. Es nuestra propia reacción emocional a la impotencia, el miedo y la desesperanza que a menudo sienten otras personas que han experimentado traumas. El trauma vicario puede dejarnos con sentimientos similares que pueden agobiarnos y nos dificultan relajarnos o sentirnos contentos.
Podemos prepararnos para estas reacciones naturales y aprender a manejarlas:
- Al honrar nuestro don de compasión.
- Al aceptar los límites de lo que podemos ofrecer.
- Al reconocer que nuestra relación de apoyo puede ser más sanadora de lo que pensamos.
- Al encontrar gratitud por el trabajo profundamente significativo que hacemos.
- Al buscar conexión y consuelo en nuestras propias relaciones.
Honremos nuestro don de compasión
Nuestra aptitud para sentir el dolor ajeno nos permite entender los sentimientos de los demás. Estos sentimientos son nuestra guía en el trabajo que hacemos con las familias. También pueden suscitar nuestros propios sentimientos. Esta aptitud puede tener un efecto negativo; sin embargo, también es un don. Es una parte importante de quiénes somos y por qué hacemos este trabajo. Es posible que nos resulte útil reflexionar y valorar nuestra aptitud compasiva. Al mismo tiempo, es importante atender nuestros propios sentimientos con la misma compasión.
Aceptemos los límites de lo que podemos ofrecer
Debido a que sentimos profundamente con los demás, es natural que queramos arreglar las cosas y mejorarlo todo, incluso cuando no podemos. Quizás nos hacemos responsables de cambiar cosas que no están en nuestro control. Quizás nos sintamos culpables por no poder hacerlo.
Podemos aprender a:
- Observar estos pensamientos y la manera como agotan la energía que necesitamos para este trabajo.
- Protegernos de sentimientos de culpabilidad que no merecemos.
- Ahorrar nuestra energía para enfocarnos en hacer todo lo que podemos hacer.
Podemos honrar este impulso de arreglar las cosas como una expresión de nuestro don de compasión. Al recordarnos que nos debemos enfocar en lo que podemos hacer, podemos dejar de lado lo que no podemos hacer. Podemos usar palabras como: "Haré todo lo que esté en mi poder para hacer lo que pueda para estar con usted mientras pasa esto". Es probable que sigamos deseando que pudiéramos hacer más. Tal vez necesitemos trabajar en permitirnos dejar de lado lo que no está en nuestro poder.
Reconozcamos que nuestra relación de apoyo puede ser más sanadora de lo que pensamos
Si sentimos que necesitamos arreglarlo todo y estamos angustiados por el hecho de que no podemos, quizás estemos subestimando la importancia de lo que podemos hacer. Para los niños, las familias y el personal que han tenido experiencias traumáticas, nuestra aptitud para sentir con ellos puede ser más poderosa de lo que sabemos. Podemos invitar a las familias a desarrollar relaciones seguras y de confianza que puedan proporcionar el consuelo y la esperanza que necesitan para sanar.
Podemos conectarnos con las experiencias ajenas con una declaración simple, de corazón a corazón que expresa nuestro compromiso con nuestra relación con ellas. Antes de hablar, podemos considerar las diferencias culturales en el tipo de sentimientos sobre las experiencias traumáticas que se expresan y cómo se expresan. Simplemente podemos decir, por ejemplo, "Haré todo lo que esté en mi poder para entender y estar con usted, pase lo que pase".
Quizás no sea muy útil decir: "Sé cómo se siente". A menudo, no podemos saber cómo es la experiencia de otra persona. A las familias no les resulta útil escuchar: "Debe sentirse tan ...". Debemos tener cuidado de no hacer suposiciones. Queremos dar la bienvenida a lo que la persona está sintiendo en realidad.
Encontremos gratitud por el trabajo profundamente significativo que hacemos
El trabajo que hacemos es duro. Cuando luchamos con nuestros sentimientos de no poder mejorar todo, puede ser útil para nosotros enfocarnos en lo que podemos hacer. Trabajar con los niños, las familias y el personal que han experimentado traumas tiene un objetivo. Crear un lugar seguro, generar confianza y ofrecer confiabilidad, previsibilidad y consistencia son cosas que hacemos todos los días que ayudan a las familias a sanar. Podemos recordarnos que hacemos un trabajo duro y que tenemos la recompensa de un trabajo que realmente importa.
Busquemos conexión y consuelo en nuestras propias relaciones
Los niños, las familias y el personal con el que trabajamos encuentran consuelo al conectarse con nosotros. Nosotros también necesitamos personas en nuestra vida a las que podamos recurrir con toda nuestra gama de sentimientos. Todos necesitamos al menos una persona que se preocupe por nosotros. Todos necesitamos una persona que pueda escuchar y aceptar todos nuestros sentimientos, y que nos recuerde que no estamos solos.
Las relaciones fuera del trabajo pueden permitirnos pensar, sentir y hacer cosas que no están relacionadas con las emociones que tenemos con las familias con las que trabajamos. Puede ser útil estar con personas que nos ofrezcan algo más en qué enfocarnos, una nueva perspectiva, humor o paz.
Comprensión de los factores desencadenantes del trauma
Si hemos experimentado un trauma en nuestra propia vida, es posible que todavía estemos tratando de entender cómo nos ha afectado. Quizás encontremos que sentimos los efectos de esa experiencia cuando trabajamos con las familias que han experimentado traumas. Quizás notemos cosas específicas que los niños, los padres u otro personal hacen o dicen que nos hacen recordar lo que nos sucedió.
Quizás tengamos pensamientos y sentimientos similares a los que tuvimos cuando experimentamos trauma. Por ejemplo, quizás veamos más peligro de lo que realmente hay cuando un niño pierde el control o cuando un padre de familia está enojado. Los comportamientos de otros pueden hacernos pensar en la persona que nos lastimó o en el momento en que nos lastimaron. Todos estos se conocen como "factores desencadenantes del trauma".
Quizás no siempre seamos conscientes de que algunos de los sentimientos que tenemos están relacionados con nuestras propias experiencias pasadas. Si no somos conscientes de la conexión entre lo que acaba de suceder y lo que nos sucedió en el pasado, quizás nos sintamos asustados y confundidos sin entender por qué.
Aquellos de nosotros que pertenecemos a grupos raciales o étnicos que han sufrido traumas históricos, como la esclavitud o el genocidio, a menudo seguimos experimentando traumas causados por racismo, prejuicios y discriminación. Estos pueden incluir, por ejemplo, políticas o prácticas visibles o sutiles que excluyan o perjudican a aquellos de nosotros que estamos identificados con estos grupos. Otros ejemplos incluyen declaraciones perjudiciales de personas que pueden ser intencionalmente odiosas o bien intencionadas y no ser conscientes del daño que causan.
Cada nueva experiencia traumática puede ser un factor desencadenante de otras anteriores en nuestra propia vida. Cada una de estas también puede recordarnos el trauma histórico que nuestro pueblo ha experimentado y que nos han enseñado nuestras familias. Las experiencias retraumatizantes pueden recordarnos una sensación de peligro, impotencia y pérdida de nuestro propio control sobre la definición de quiénes somos realmente.
Ejemplos comunes de factores desencadenantes del trauma pueden incluir:
- personas o lugares,
- tiempos del año o días festivos,
- ciertos tipos de clima,
- Canciones (en inglés)
- separaciones, pérdidas o nuevas experiencias traumáticas que traen recuerdos de un trauma anterior,
- crianza de un niño que tiene la edad que teníamos en el momento de nuestra experiencia traumática,
- declaraciones o actos racistas.
Ejemplos comunes de experiencias resultantes de factores desencadenantes del trauma pueden incluir:
- Visiones retrospectivas: poderosos recuerdos o visiones de la experiencia traumática, junto con los sentimientos de miedo en ese momento.
- Ataques de pánico: latidos fuertes del corazón, enrojecimiento de la piel, sudoración, respiración rápida y fuerte, y la sensación de que algo terrible está a punto de suceder.
- Disociación: distracción, pérdida de la noción del tiempo y no poder permanecer y procesar el momento presente.
Otras reacciones comunes a los factores desencadenantes de trauma podrían incluir:
- Percibir más peligro del que realmente hay, por ejemplo, cuando un niño pierde el control o cuando un padre está enojado.
- Refugiarnos en nuestros pensamientos sobre el trauma, preocuparnos por estos pensamientos y tener problemas para permanecer presente o pensar en otra cosa.
- Sentir la necesidad de soltar de golpe lo que nos pasó.
- Sentir como que desaparecemos o nos alejamos de la situación presente.
- Alejarnos de los demás cuando hay conflicto, ya sea real o percibido.
- Rechazar la ayuda que necesitamos porque es difícil para nosotros confiar en ella.
Acerca de las respuestas a los factores desencadenantes
Las respuestas a los factores desencadenantes pueden parecer que se escabullen y toman el control de nuestros pensamientos y comportamiento. Sin embargo, a menudo hay patrones para estas reacciones. Podemos aprender a reconocer cómo los factores desencadenantes del trauma nos afectan. Estas son algunas cosas que podemos hacer para establecer reacciones como estas:
- Familiaricémonos con los factores desencadenantes del trauma y las respuestas que se desencadenan. Esto puede hacerlos menos aterradores, ya sea que seamos la persona que los experimenta o los observa.
- Aprendamos a reconocer los factores desencadenantes y a predecir los pensamientos y sentimientos que se desencadenan. Esto puede ayudar a crear una mayor sensación de control sobre ellos.
- Enfoquémonos en las fuentes de seguridad y protección en el presente. Esto puede ser útil cuando al revivir los eventos traumáticos nos acordamos de los sentimientos pasados de estar en peligro.
Para aquellos de nosotros que experimentamos traumas relacionados con nuestra raza o grupo étnico, es útil hablar sobre lo que estamos sintiendo con personas que realmente entenderán de inmediato y sin explicación. También puede ser útil considerar si queremos usar estos sentimientos de manera constructiva para corregir los errores que hemos experimentado.
Cómo hacer frente a los factores desencadenantes del trauma
Reconozca los sentimientos que acompañan estos factores.
Hay muchas maneras de manejar nuestras reacciones a los factores desencadenantes del trauma. Podemos comenzar aprendiendo a reconocer los sentimientos que tenemos que pueden ocurrir con los factores desencadenantes del trauma. Por ejemplo, estos sentimientos podrían incluir experimentar repentinamente miedo o ansiedad intensos; encerrarse y guardar silencio; o querer alejarse de la situación. Quizás descubramos que hemos tenido sentimientos como estos cuando nos provocaron. En esos momentos, es posible que no hayamos sido conscientes de la conexión entre esos sentimientos y lo que nos sucedió en el pasado.
Prepárese para los factores desencadenantes al identificar cuándo es más probable que sucedan
Podemos identificar y anticipar eventos e interacciones que pueden ser factores desencadenantes. Podemos prepararnos para ellos y sentirnos más en control. Esto puede ayudarnos a sentirnos más seguros de que no nos tomarán desprevenidos. Podemos aprender acerca de las cosas que nos provocan y nuestras reacciones a ellas.
Al hacerlo, podemos encontrar que estos recuerdos, pensamientos y sentimientos ya no parecen escabullirse entre nosotros y tomar el control de nuestro comportamiento. Cuando podemos ver que nos vienen esos pensamientos y sentimientos, podemos tomar una decisión sobre lo que queremos hacer con ellos. Una parte importante de la sanación es esta sensación de dominio, de recuperar el control sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Haga un plan de autocuidado para cuando se presentan estos factores desencadenantes
Una manera de estar preparado es estar listos para tomar un descanso y pedir ayuda cuando experimentamos un factor desencadenante del trauma. Podemos planificar con anticipación lo que diremos si encontramos que necesitamos hacer una pausa en la conversación con otro miembro del personal o una familia. Por ejemplo, podríamos decir: "Esta conversación es muy importante para mí, pero necesito ocuparme de otro asunto muy importante en este momento. Volveré tan pronto como pueda".
Quizás descubramos que simplemente encontrar un lugar tranquilo y privado donde podamos respirar profundamente y cambiar nuestros pensamientos hacia el presente es suficiente para calmarnos. Quizás también queramos planificar con anticipación con un supervisor para tener a alguien disponible que pueda respaldarnos en momentos como estos. Si necesitamos algo más que un momento tranquilo, podemos probar otras estrategias de afrontamiento que ya sabemos que funcionan para nosotros. Algunos ejemplos pueden ser ponerse en contacto con un amigo o ser querido, dar un corto paseo afuera y buscar los elementos positivos en la situación.
El personal y los supervisores pueden apoyarse mutuamente para tomarse el tiempo que cada uno pueda necesitar para calmarse después de haber experimentado algún factor desencadenante de un trauma.
Busque otros apoyos
Quizás encontremos que las visiones retrospectivas, los ataques de pánico, las reexperiencias del trauma y otros efectos de lo que nos sucedió están dificultando estar con las familias o vivir nuestra vida de la manera que queremos. Si esto sucede, podemos buscar un profesional de salud mental que pueda ayudarnos a sanar. Podemos recordar que en el camino hacia la recuperación encontraremos algunos baches. Los contratiempos no significan que no podamos sanar o que hayamos fracasado. Son parte del proceso de sanación.
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Resource Type: Publicación
National Centers: Participación de los padres, las familias y la comunidad
Audience: Trabajadores sociales de las familias
Última actualización: April 2, 2024