La sanación es un proceso. Tenemos que mantener la esperanza para poder sanarnos. La esperanza comienza con las relaciones respetuosas que generan confianza y se desarrolla en el contexto de un entorno seguro.
Estrategias para afrontar y sanar
El personal puede usar las siguientes estrategias para promover la sanación en ellos mismos, en sus compañeros y en los niños y las familias con los que trabajan.
Establecer seguridad
Asegurar la supervivencia y protección de más traumas es fundamental para la recuperación. Aunque algunos eventos traumáticos pueden persistir con el tiempo, sentirse seguro siempre es la primera y más importante prioridad.
Protegernos
Las formas iniciales de afrontar el trauma, como la evasión, la desconfianza, la ira y la culpa, pueden causar angustia y afectar las relaciones. Si bien estos sentimientos y reacciones son difíciles, también se pueden ver como algo positivo. A menudo son intentos de recuperar el control y de dominar o superar los eventos traumáticos. Es posible que en esos momentos estemos haciendo lo mejor que podemos. Cuando tratamos de entender el significado de comportamientos como estos, podemos involucrarnos más eficazmente con las personas que trabajamos que han sufrido traumas.
Autoreflexión: Escuchar nuestra propia historia
Hacer un recuento del dolor y de las maneras en que ha afectado nuestros pensamientos, sentimientos, relaciones y sentido de nuestro lugar en el mundo puede ayudar en el proceso de recuperación. Este recuento nos ayuda a pensar de una manera nueva sobre lo que sucedió y quiénes somos. A medida que nuestra historia pasa de "algo está mal conmigo" a "algo me sucedió", podemos comenzar a reclamar nuestro sentido de la persona que siempre hemos sido. Podemos recordar que: " Yo no soy el evento traumático que sufrí; yo puedo decidir quién soy".
El "algo que sucedió" no define quiénes realmente somos. No determina quién podemos llegar a ser.
Conectar con otros para contar nuestra historia
Las relaciones mutuamente respetuosas nos pueden ayudar a sentirnos lo suficientemente seguros como para confiar en que podemos resolver lo que sucedió y contar nuestra historia. Tenemos que dedicar tiempo y pensar cuidadosamente a quién le contamos nuestra historia por primera vez. Cuando elegimos a una persona de confianza para contarle nuestra propia historia, le damos al relato nuestro propio significado. Recuperamos el control que podíamos haber perdido durante la experiencia traumática. Esto es particularmente importante si nos lastimaron de una manera que cambió nuestro entendimiento de quiénes somos.
Cuando sabemos que nuestra historia ha sido entendida y aceptada sin juzgar, podemos comenzar a sentir que podemos determinar quiénes somos. A medida que contamos nuestra historia, podemos internalizarla para poder ver a otras personas, nuestras relaciones, nuestro mundo y a nosotros mismos con menos temor y más esperanza.
Para muchos de nosotros, la experiencia de discriminación forma parte de nuestra historia.Para aquellos que sufrimos traumas relacionados con nuestra raza o etnia, es útil relatar la historia de esas experiencias a personas que saben de lo que estamos hablando y realmente lo comprenderán.
Autorregulación: Enfrentar los pensamientos y los sentimientos
La autorregulación es la forma en que manejamos nuestros pensamientos y sentimientos para tomar medidas que nos ayuden a alcanzar nuestras metas. Esto puede incluir las acciones que tomamos con nuestras relaciones, en el trabajo, en el hogar y en otros entornos (Murray, Rosanbalm, Christopoulos, and Hamoudi, 2015; Tsethlikai, Murray, Meyer, and Sparrow, 2018). La forma en que manejamos nuestros pensamientos y sentimientos está influenciada por nuestras relaciones y culturas.
La autorregulación puede ayudar a asegurar que los sentimientos fuertes no interfieran con la claridad de pensamiento, el juicio, la toma de decisiones o la manera de actuar. Cuando nos calmamos, es decir, cuando nos autorregulamos, somos capaces de entender esos sentimientos fuertes. Podemos entender de dónde provienen esos sentimientos y lo que podrían estar diciéndonos. Al llegar a entender estos sentimientos, podemos tomar las decisiones y medidas que mejor nos ayuden.
Las experiencias traumáticas pueden alterar nuestra autorregulación. Podemos sentirnos más irritables y más nerviosos. Tal vez nos precipitamos cuando pensamos que estamos en peligro. Podemos reaccionar antes de tener una imagen precisa de lo que está pasando. Es importante saber qué provoca estas reacciones. Estas reacciones también pueden afectar la autorregulación.
Cuidarnos y calmarnos
La mayoría de nosotros sabemos qué tipo de cosas nos ayudan a calmarnos cuando estamos disgustados.
Estas pueden ser:
- Hablar con un amigo o ser querido.
- Dar un paseo, hacer ejercicio o hacer yoga.
- Respirar profundamente o meditar.
- Escuchar música o bailar.
- Tratar de explorar nuestros sentimientos desde varios ángulos diferentes.
- Buscar los elementos positivos en las situaciones.
Celebrar las fortalezas
Las familias son resilientes. Pueden recuperarse de un trauma. Las familias recurren a una serie de fortalezas para recuperarse. Piense en cómo aprovechar las fortalezas de las familias para ayudar al proceso de recuperación.
Puede hacer una lista de las cosas que le ayudan. Recuerde usar esas estrategias cuando lo necesite. También puede agregar estrategias nuevas a su lista. Estas pueden incluir formas de calmarse que son más eficaces o fáciles de usar en todo tipo de situaciones.
A medida que se enfoca en sus estrategias para afrontar situaciones y calmarse, piense en cómo la recuperación funciona para los otros empleados, los padres y los niños. ¿Qué estrategias están utilizando? ¿Qué pueden aprender uno de otros? ¿Utilizan estrategias para afrontar situaciones de sus culturas o experiencias con las que quizás usted no esté familiarizado?
Cómo las fortalezas de las familias ayudan al proceso de recuperación
Las familias son resilientes. Pueden recuperarse de un trauma. Las familias recurren a una serie de fortalezas para recuperarse. Estos son algunos ejemplos de fortalezas de las familias.
Cuando las familias son resilientes, pueden recuperarse de eventos o experiencias desafiantes y "seguir adelante".
Culturas, creencias y valores
La cultura de una familia puede crear una identidad positiva para todos sus miembros. Cuando los miembros de la familia afirman las creencias y los valores de su cultura, pueden experimentar un sentido de unidad como familia. Pueden usar sus creencias y valores compartidos para unirse y darle sentido a las situaciones difíciles.
La cultura de una familia también puede proporcionar un sentido tranquilizador de conexión entre el pasado y el presente. Juntos, los miembros de la familia pueden recordar las luchas pasadas que han superado como familia. Pueden reforzar las esperanzas de cada uno de lograr un futuro mejor.
Comunicación
Los miembros de la familia pueden generar confianza cuando se escuchan atentamente los unos a los otros. Pueden tratar de entender diferentes perspectivas y opiniones. Pueden asegurarse de que han sido entendidos. También pueden utilizar estas habilidades de comunicación para cooperar a la hora de resolver problemas y conflictos.
El sentido de pertenecer a una comunidad
La experiencia de una familia de pertenecer a su comunidad puede crear un sentido de seguridad y confianza. Con este sentido de pertenencia, seguridad y confianza, las familias pueden desarrollar relaciones de sanación con otros miembros de la familia, los vecinos y los miembros de sus comunidades culturales y religiosas. Pueden identificar recursos y oportunidades en la comunidad que pueden ser esenciales para el proceso de recuperación.
Las familias que tienen una larga historia de adversidad asociada con la pobreza o el racismo a veces pueden sentirse abatidas. Las familias pueden experimentar una serie de múltiples eventos traumáticos al mismo tiempo. A menudo, sin embargo, también han desarrollado fortalezas a lo largo de muchas generaciones para hacer frente a esos desafíos. La espiritualidad o las reuniones familiares o comunitarias para compartir alimentos, consuelo y recursos materiales son fuentes comunes de fortaleza.
Aprender a lidiar con los conflictos y reparar las relaciones para que se vuelvan positivas
Los conflictos pueden ocurrir en relaciones seguras, de confianza y afectuosas. Las experiencias traumáticas pueden influir en la forma que respondemos a los conflictos. Las experiencias traumáticas pueden dificultar la confianza. Pueden contribuir a conflictos incluso en las relaciones sanas que nos sostienen y nos ayudan a crecer. Es útil recordar que los conflictos en las relaciones positivas pueden ser superados. A menudo, el proceso de reparación de las relaciones las hace más fuertes.
La mayoría de las relaciones positivas, como las que se encuentran entre el personal y las familias, requieren esfuerzo, cuidado y atención. La mayoría de estas no siempre serán calmadas y fáciles. Es probable, y es de esperar, que haya malentendidos, desacuerdos, conflictos y sentimientos heridos. Las formas en que expresamos y respondemos a estos sentimientos pueden variar de una persona a otra. También pueden variar de una cultura a otra.
Estos sentimientos pueden ser particularmente atemorizantes para aquellos de nosotros que hemos sufrido traumas. Esto se debe a que esas experiencias pasadas pueden afectar la forma en que interactuamos con los demás en el presente y la forma en que entendemos sus reacciones.
Los viejos sentimientos del pasado pueden hacer que sea más difícil para nosotros ser claros acerca de:
- Los sentimientos que estamos teniendo en el momento actual.
- Por qué los estamos sintiendo.
- Lo que significan.
Los sentimientos sobre un conflicto actual en una relación segura y afectuosa pueden confundirse con sentimientos de experiencias traumáticas pasadas. La sensación de impotencia es parte de la mayoría de las experiencias traumáticas. Esto puede dificultar que creamos que tenemos el poder de manejar los conflictos de manera constructiva. Podemos sentirnos tentados a retirarnos a lo que podría parecer una distancia segura.
En lugar de hacer eso, podemos esforzarnos por notar nuestros viejos patrones de evasión y desconfianza, y hábitos de anestesiar nuestros sentimientos. Puede ser útil darnos suficiente tiempo a solas para poner en orden lo que está pasando. La reflexión puede ayudarnos a identificar los sentimientos que provienen de nuestra experiencia traumática. Podemos distinguirlos de los que provienen de la decepción y el dolor de lo que nos está pasando en este momento.
Podemos esforzarnos por volver a involucrarnos en la relación en la que estamos experimentando conflictos. Podemos dar el primer paso y responsabilizarnos abiertamente de nuestro papel en el malentendido. Podemos modelar nuestra esperanza de poder escuchar y resolver las cosas. Podemos responsabilizarnos de nuestro papel en los momentos difíciles de nuestras relaciones. Necesitamos ver estos esfuerzos genuinos en la otra persona también para saber que esta es una relación segura en la que podemos recuperarnos y crecer.
Las experiencias traumáticas pueden hacer que sea más difícil para nosotros creer en nuestra capacidad para resolver los conflictos que ocurren en nuestras relaciones. Sin embargo, podemos seguir recuperándonos cuando nos comprometemos y actuamos bajo nuestra propia voluntad para reparar la relación. La reparación puede tomar tiempo y puede no sentirse completa.
El compromiso que cada persona involucrada hace para recuperar la relación nos ayuda a recuperarnos de un trauma. Todo el personal de un programa puede trabajar en conjunto para crear una cultura orientada al trauma que se define por la seguridad y la confianza.
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Resource Type: Publicación
National Centers: Participación de los padres, las familias y la comunidad
Audience: Trabajadores sociales de las familias
Última actualización: April 2, 2024