Espero haberme convertido en la persona que necesitaba ser: la persona que Head Start se aseguró de que estuviera ahí para atender a mi familia cuando lo necesitamos.
– Sara Spencer, padre de Head Start, Scottsbluff, NE
En el verano de 2014, mi esposo y yo estábamos enfrentando muchas dificultades. Yo era ama de casa y madre de dos niños de 1 y 3 años. No tenía trabajo ni título y sentía que mi vida se estaba cayendo a pedazos. Había estado buscando trabajo durante meses, pero encontrar cuidado para mis hijos, empleo y luego pensar en el preescolar para mi hija era abrumador. Finalmente encontré empleo trabajando a medio tiempo en el YMCA y había cuidado infantil en el lugar. También estaba matriculada para tomar clases a tiempo completo para terminar el título que había comenzado hacía casi una década.
Estaba inscrita para recibir cupones para alimentos cuando mi esposo se fue, y por primera vez en mi vida recibí asistencia pública. Estaba avergonzada. Un amigo me sugirió visitar nuestra Asociación de Acción Comunitaria local para ver si podía inscribir a mi hija en Head Start. Estaba escéptica, pero no podía pagar ningún otro preescolar. Me tragué el orgullo y fui a verlos. Recuerdo cómo luché contra las lágrimas durante la conversación y cómo trataba de contener a mis pequeños mientras le explicaba mi situación a un extraño y cómo, por primera vez en mi vida adulta, estaba pidiendo ayuda. Me sentí sola en un mundo que se había destrozado a mi alrededor y tenía dos bebés que cuidar. Siempre había soñado con ser ama de casa mientras mis hijos fueran pequeños, pero me habían robado ese sueño y ahora estaba obligada a hacerme mi propio camino por mí misma.
Las chicas fueron tan agradables, comprensivas y serviciales. Llené una solicitud y un par de semanas más tarde me enteré de que habían aceptado a mi hija. Anna estaba tan emocionada, y sus maestras, la Sra. Celena y la Sra. Courtney, y la Sra. Melissa, la defensora de la familia, fueron maravillosas. Estuvieron en contacto conmigo y me ayudaron durante un tiempo muy difícil en mi vida. Estaban allí con sus palabras de consuelo y sus cálidas sonrisas durante unos de los días más oscuros y más fríos que he enfrentado. Abordaron las preocupaciones que yo tenía y trabajamos juntas para apoyar a mi hija en todos los niveles: social, emocional, educativo y físico.
Celena, Courtney y Melissa fueron figuras estabilizadoras no solo para mi hija, sino también para mi hijo y para mí. Ellas me ayudaron a sentirme con poder y a recuperar la confianza y el control sobre mi vida. Fui voluntaria en el aula e hicimos todos los calendarios de las actividades de tiempo donado ("In Kind") cada semana, también fui miembro del Consejo de políticas, el Consejo asesor de salud y el Comité de padres. Esto me ayudó a sentir que no estaba solo recibiendo una limosna, sino que estaba contribuyendo al bienestar y la educación de mis hijos y de la comunidad. Solo porque ya no era un ama de casa al cuidado de mis hijos y a cargo de toda la educación preescolar de mi hija no significaba que no podía ser parte de su educación y ayudar a supervisarla. En mi trabajo, comencé en un puesto de gerencia y esa misma primavera el Departamento de Salud y Servicios Humanos me informó que ya no calificaba para recibir cupones para alimentos. Estaba supercontenta. Recuerdo que estaba muy nerviosa y a la misma vez sumamente orgullosa en el supermercado cuando usé mi tarjeta por última vez, menos de un año después de haberla recibido.
En el otoño del año 2015, aceptaron a mi hija para su segundo año y mi hijo entró en un programa de Early Head Start basado en el hogar, con la maravillosa Sra. Rita. Yo estaba en mi tercer año de universidad, asistiendo a tiempo completo y trabajando de 25 a 30 horas a la semana, dirigiendo los programas para niños en la YMCA, pero entre un entorno laboral flexible y comprensivo y el equipo de Head Start que me impulsó a seguir adelante y a seguir teniendo éxito, todo me salió bien.
Cuando mi hijo se lesionó y tuve una razón para sospechar que había sido por negligencia, el primer lugar al que fui fue a Head Start, porque sabía que podrían decirme lo que necesitaba hacer para asegurarme de que mis hijos estuvieran seguros. Ellos me consolaron y me pusieron en contacto con las personas adecuadas. Ese diciembre, mis hijos y yo nos mudamos a Scottsbluff con el hombre que es ahora mi esposo, el hombre al que llaman "papá". Mi hija tuvo la suerte de matricular en la clase matutina de la Sra. Hernández en Head Start y le encantó. Allí cumplió y superó más metas y estaba sencillamente feliz. Dejé de trabajar ese semestre para centrarme en los estudios y en julio fui a una entrevista para ese mismo programa de Head Start, donde me ofrecieron un trabajo como gerente de la oficina. Actualmente estoy trabajando a tiempo completo con gente maravillosa que ya conocía y terminando el último año de mi licenciatura (bachelor's degree).
La organización de Head Start sabe cómo encontrar a las mejores personas. Si no hubiera sido por todas las mujeres que nos ayudaron a mí y a mis hijos todo este tiempo, no estaríamos donde estamos. Son un apoyo para la familia completa, no durante unas horas de escuela al día, sino durante mucho más. Les interesa el estudiante como un todo y su familia, y trabajan para ayudarlos. Yo he visto de primera mano las grandes cosas que hace Head Start y me he beneficiado del bien que hacen. Es un honor para mí poder ser parte de eso ahora. Estoy aquí para ayudar a marcar una diferencia en las vidas de las personas. Espero ser la persona que yo necesitaba: la persona que Head Start se aseguró de tener allí para atender a mi familia cuando lo necesitamos.
En mi primera capacitación con todo el personal un par de semanas después de que empecé en Head Start, nuestro administrador dio un discurso sobre lo que hace que una organización sea exitosa. El primer nivel es lo que hacen. La mayoría de las organizaciones sabe lo que hace. El nivel medio es cómo hacerlo, y saber que trabajar con eficacia ayuda a que una organización sea más exitosa aun. Pero las organizaciones más exitosas tienen el impulso del "por qué". Tienen pasión y creen en lo que hacen, y están ahí por una razón y una causa, no solo para hacer un trabajo. En Head Start es muy importante el "por qué". Casi todos los días nuestro gerente de recursos humanos me pregunta si me va bien y siempre tengo la misma respuesta: "Trabajamos para Head Start. Lo nuestro es hacer el bien".