Head Start es todavía el recurso de seguridad al que recurro, y supe que había pasado de ser alguien que no se suponía que estuviera aquí a ser una heroína de Head Start en cuestión de 16 años.
– Melody Hedden, especialista en servicios para la familia y la comunidad, Crookston, MN
¡Soy una bebé de Head Start! Soy alguien que no se suponía que estuviera aquí! Mi familia me inscribió en el Head Start del área en Carolina del Norte en 1979. Nuestra familia vivía azotada por la pobreza, pero lo curioso es que no lo supe hasta mucho después. Mi padre era un campesino que luchaba contra el alcoholismo y mi madre hacía trabajos esporádicos para sobrevivir. Mi tía era la directora de Head Start y convenció a mi familia de que me inscribieran. Esa fue la primera vez que conocí a los compañeros con los que más tarde me graduaría de la escuela secundaria. Recuerdo a mi maestra yendo a las visitas al hogar, estaba segura de que lo hacía porque yo era su alumna favorita. Head Start convenció a mi papá, la persona más tímida que he conocido, no solo para que trabajara como voluntario, sino también para que hiciera de Santa Claus frente a toda la clase. Head Start se había convertido en mi recurso de seguridad. Con el tiempo, no por voluntad propia, sobrepasé la edad de estar en Head Start. Pasé muchos años sin apreciar el increíble regalo que me había hecho el programa, aunque seguía teniendo la seguridad que había aprendido de Head Start.
Cuando yo tenía 12 años, la tragedia tocó a mi puerta con el suicidio de mi padre. Mi madre entró en una profunda depresión, nos mudamos mucho, se casó varias veces. Al final, me gradué, me casé y tuve hijos. Estuve en casa criando a mis hijos varios años, y un día me di cuenta de que ellos, al igual que yo, tenían que vivir la experiencia de Head Start. El programa ayudó a mi hijo a tener más confianza y allanar el camino para su carrera en el ejército de Estados Unidos. Le enseñaron a mi hija habilidades sociales con la ayuda de programas para el habla, y ahora está matriculada en la universidad y espera convertirse en trabajadora social. Head Start ayudó a que yo tuviera una voz para hablar por mi hijo más pequeño para que tuviera sus necesidades médicas cubiertas. Con su ayuda y persistencia, supe que el hecho de que no superara las pruebas de salud diagnósticas era un síntoma de algo más grande; esto nos llevó a descubrir que tenía un tumor cerebral y necesita gafas y tubos en los oídos. Hoy tiene 13 años y le va muy bien.
Nadie tuvo que convencerme de que Head Start lograba resultados. Head Start se convirtió en mi pasión y me dio la oportunidad de convertirme en defensora de la familia en el mismo Head Start al que asistimos mis hijos y yo. Comencé mi carrera en junio de 1999. En 2009, fui galardonada con el premio "Defensor de la familia del año" por Carolina del Norte. Un par de años más tarde, obtuve mi licenciatura en Servicios Humanos. También me dieron la oportunidad de obtener mi credencial de servicio a la familia en la universidad de Duke, más tarde fui coach de ese mismo programa durante tres años. En 2012, fui promovida como especialista en Elegibilidad, reclutamiento, selección, matrícula y asistencia (ERSEA, sigla en inglés). Aunque disfrutaba mi posición, sabía que quería seguir subiendo la escalera de Head Start que me conduciría a aceptar el cargo de servicios a la familia y la comunidad en septiembre de 2014, en Minnesota. Leyó bien: Empaqué y me mudé con mi familia de Carolina del Norte en nombre de Head Start. Ya ve, Head Start es todavía el recurso de seguridad al que recurro, y supe que había pasado de ser alguien que no se suponía que estuviera aquí a ser una heroína de Head Start en cuestión de 16 años". Me comprometí a dedicar los próximos 16 años a Head Start y a poner mi grano de arena para fomentar experiencias que tienen un profundo impacto en la vida de los niños y sus familias.