El Marco de participación en Head Start de los padres, las familias y la comunidad (PFCE, sigla en inglés) de la Oficina Nacional de Head Start es una hoja de ruta para el progreso. Se trata de un enfoque basado en la investigación para el cambio del programa, diseñado para ayudar a los programas Head Start y Early Head Start a lograr resultados que conduzcan a cambios positivos y duraderos para los niños y las familias. Cuando las actividades de compromiso con los padres y la familia son sistémicas e integradas en las bases del programa del Marco PFCE y las áreas de impacto del programa, se obtienen mejores resultados familiares. Esto da lugar a niños que están sanos y listos para la escuela. Las actividades para el compromiso de los padres y la familia se basan en relaciones positivas, continuas y orientadas a las metas con las familias.
¿Qué es una relación positiva orientada a las metas?
El objetivo del compromiso de padres y familias es construir alianzas sólidas y eficaces con las familias que puedan ayudar a los niños y las familias a prosperar. Estas asociaciones se fundamentan en relaciones positivas, continuas y orientadas a las metas con las familias. La relación positiva orientada a las metas se basa en el respeto y la confianza mutuos y se desarrolla con el tiempo, a través de una serie de interacciones entre el personal y las familias. La relación exitosa se centra en las fortalezas de las familias y en un compromiso compartido con el bienestar y el éxito de los niños. A medida que se fortalecen la relación entre el personal y las familias, se construyen alianzas mutuamente respetuosas. Las asociaciones sólidas con las familias contribuyen a un cambio positivo y duradero para las familias y los niños.
¿Por qué importa la relación positiva orientada a las metas?
La relación positiva orientada a las metas apoya el progreso de los niños y las familias. Esto contribuye a la relación positiva entre padres e hijos, lo cual es un indicador clave del éxito en el aprendizaje temprano y el desarrollo saludable de los niños. A través de interacciones positivas con sus cuidadores más importantes, los niños desarrollan habilidades para el éxito en la escuela y la vida. Aprenden a manejar sus emociones y comportamientos, resolver problemas, adaptarse a nuevas situaciones, resolver conflictos y prepararse para tener una relación saludable con adultos y sus compañeros.
La relación saludable entre padres e hijos se desarrolla a través de una serie de interacciones a lo largo del tiempo. La relación saludable se construye principalmente con interacciones cálidas y positivas. También puede haber breves desconexiones o malentendidos en la relación. Por ejemplo, habrá momentos en que los padres y los niños no están perfectamente sincronizados. Un niño pequeño puede estar riendo y jugando con uno de sus padres y luego se sorprenderá cuando su grito de deleite se encuentra con la voz levantada de su madre, diciéndole que sea más silenciosa. Un bebé mayor está disfrutando de su desayuno de cereal de arroz y se enfrenta a una cara infeliz cuando aplasta el cereal en la ropa de trabajo de su abuela. Estas desconexiones temporales son naturales y necesarias, y construyen la capacidad del niño para la resiliencia y la resolución de conflictos. Siempre que las interacciones sean principalmente positivas, los niños pueden aprender habilidades importantes del proceso de reconexión.
Las desconexiones y los desafíos pueden ocurrir en nuestra relación con las familias y los colegas también. Un padre llega para encontrar a su hija felizmente chapoteando en charcos y está molesto con su cuidadora. Tiene prisa y no tiene tiempo para cambiarse. Una madre se siente frustrada de que su hijo no esté progresando más y culpa a sus cuidadores. Las interacciones imperfectas nos ayudan a aprender a tolerar el malestar y a resolver los desafíos. Estas son habilidades importantes para construir alianzas sólidas.
La relación positiva entre los padres y los proveedores son importantes ya que las familias progresan hacia otros objetivos, como la mejora de la salud y la seguridad, mayor estabilidad financiera y mejora de las habilidades de liderazgo. Las alianzas sólidas pueden proporcionar un lugar seguro donde las familias puedan explorar sus esperanzas, compartir sus desafíos y hacernos saber cómo podemos ayudar. El personal, los socios comunitarios y los compañeros pueden ser recursos a medida que las familias deciden lo que es importante para ellos y cómo hacerlo realidad. Los padres nos ayudan a aprender a mejorar el aprendizaje y desarrollo saludable de sus hijos. Cuando nos centramos en las fortalezas de las familias y vemos a los padres como socios, podemos trabajar más eficazmente para apoyar la relación padres-hijos y otros resultados para las familias y los niños.
Todo lo que hacemos está destinado a dar a las familias los apoyos emocionales y concretos que desean y necesitan para alcanzar mejores resultados. Cuando una familia progresa, los padres tienen mayor capacidad para dar a sus hijos. Por ejemplo, una familia puede estar luchando económicamente y estar constantemente preocupada sobre dónde vendrá su próxima comida. El padre o la madre puede estar abrumado o avergonzado, inseguro de cómo pedir ayuda. Si el padre de familia confía en el programa o miembro del personal, podría compartir su angustia y preocupación. El programa puede trabajar con los padres para encontrar y acceder a los recursos alimenticios y nutricionales en su comunidad. A medida que la familia se estabiliza, los padres podrían trabajar con el personal para identificar la manera de mejorar la situación a largo plazo. El padre/madre puede decidir regresar a la escuela para aumentar su potencial de aumentar sus ingresos o puede unirse a un grupo para conversar con otras familias acerca de metas educativas. También podría trabajar con el programa y sus pares para encontrar y acceder al recurso educativo. A medida que las familias toman medidas para alcanzar sus metas, pueden entablar una relación con sus hijos que los preparan para el éxito y la vida.
Reconocer lo que contribuyen las familias, el personal y los niños
La construcción de una relación es un proceso dinámico y continuo que depende de las aportaciones de las familias, del personal del programa y de los niños. Las familias tienen un conjunto de creencias, actitudes y perspectivas que afectan la relación con el personal. Asimismo, nosotros, como proveedores, tenemos un conjunto de creencias, actitudes y perspectivas, tanto personales como profesionales que afectan nuestra relación con las familias. Los niños también aportan contribuciones únicas a la relación. Estos viven y aprenden en un ambiente único y son influenciados por sus padres, familias, y otros adultos y compañeros en su vida. Los niños traen su comportamiento, temperamento, emoción y etapa de desarrollo a sus interacciones con los miembros de la familia y el personal.
Comprensión y apreciación de las diferencias
Las alianzas exitosas se crean cuando las familias y el personal valoran la perspectiva y las contribuciones de los demás y quieren un objetivo compartido y un resultado positivo. Los programas pueden asociarse con los padres para comprender las fortalezas, metas, intereses y desafíos del niño y la familia. En cada interacción podemos aprender más sobre los demás y sobre nosotros mismos como profesionales. Cuando comprendemos y apreciamos la perspectiva de la familia, tenemos más probabilidades de crear alianzas exitosas. Dejamos ir nuestra propia agenda y creamos una agenda compartida con la familia. A menudo nos referimos a esto como "unirse a las familias donde ellas se encuentran".
Unirse a las familias donde ellas se encuentran: Perspectivas culturales
Comprender las creencias y prioridades culturales es clave para establecer una relación con las familias y es parte de unirse a ellas donde se encuentran. Cada familia viene a Head Start y Early Head Start con culturas únicas que dan sentido y dirección a su vida. La cultura es compleja y está influenciada por las tradiciones familiares, el país de origen, la identidad étnica, el grupo cultural, las normas, experiencias comunitarias y el idioma del hogar. Las creencias culturales de los miembros individuales de la familia y de toda la familia afectan los comportamientos del cuidador e informan las decisiones sobre el niño y la familia. La cultura afecta nuestros puntos de vista sobre cuestiones clave como la educación, los roles familiares, las prácticas de crianza, lo que constituye la preparación escolar y cómo deben comportarse los niños. Reflexionar sobre las perspectivas de la familia y aprender más sobre las mismas puede ayudarnos a pensar cómo sus creencias y valores culturales influyen en sus opciones y metas. Además, necesitamos comprender plenamente nuestra propia perspectiva y cómo nuestras propias experiencias, sesgos y culturas afectan nuestra perspectiva.
Las formas en que las creencias culturales afectan la construcción de relación pueden ser obvias o sutiles. En cualquier caso, las perspectivas culturales informan las opciones de las familias y los profesionales. Algunos ejemplos de las decisiones y prácticas de crianza que pueden ser influenciadas por la cultura son:
- La comunicación.¿Cómo quieren los padres que sus hijos se dirijan a un maestro, abuelo, médico o vecino? ¿Es importante decir 'hola' cuando se conoce a alguien nuevo? ¿Es el contacto visual una señal de respeto o falta de respeto?
- El papel de los profesionales.¿Es aceptable estar en desacuerdo con el maestro de su hijo? ¿Hay áreas de desarrollo y comportamiento que se consideran responsabilidad exclusiva de los profesionales? ¿De la familia?
- El cuidado (dormir, comer, ir al baño). ¿Dormirá un niño solo o con sus padres? ¿Será amamantad o alimentad con biberón cuando sea un bebé? ¿Se esperará que use una cuchara para comer su comida o se le animará a comer con las manos? ¿Cuándo se espera que comience a usar el baño?
- La disciplina. ¿Cómo será disciplinado si está en peligro? ¿Qué pasa si muerde a un amigo? ¿Qué pasa si tiene una rabieta en el parque? ¿Existen estrategias de disciplina específicas que los padres piensen que son más o menos efectivas?
- El idioma. ¿Hay un idioma del hogar que sea importante para la familia? ¿Quieren que solo hable inglés en la escuela y hable el idioma del hogar con la familia? ¿Existen tradiciones culturales importantes que se basan en la comprensión de un idioma materno?
- El aprendizaje. ¿La familia se ve a sí misma como maestra importante o el aprender es responsabilidad de los maestros? ¿Qué tipo de actividades le gusta hacer a la familia en casa? ¿Hay cierta edad en la que la familia espera que esté leyendo? ¿Dónde aprende un niño?
La cultura es real e importante, pero entenderla no es necesariamente sencilla o fácil. Requiere paciencia, compromiso y la disposición para sentirse incómodo a veces. También requiere valentía y humildad para analizar nuestras asunciones y sesgos y ver cómo estos afectan nuestras actitudes hacia las familias. Nuestras metas, percepciones y experiencias guían las decisiones que tomamos a medida que construimos nuestra relación. El liderato y el personal pueden hacer de esto una prioridad al dedicar las actividades de desarrollo profesional, incluyendo la práctica reflexiva y la supervisión reflexiva, para comprender cómo la cultura y el idioma afectan las alianzas con las familias. Todo el mundo se beneficia cuando aprendemos de las familias y traemos nuevas ideas y destrezas a nuestro trabajo.
Las asociaciones respetuosas se crean cuando las familias y el personal se preocupan por los resultados positivos y compartidos, y valoran la perspectiva y las contribuciones de unos y otros.
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Resource Type: Artículo
National Centers: Participación de los padres, las familias y la comunidad
Audience: Trabajadores sociales de las familias
Última actualización: November 14, 2024